Y hoy hablemos de Mr. Big

Mr. Big para aquell@s que no vieron la serie de Sex & The City, es uno de los amores, corrección el GRAN AMOR de la protagonista Carrie Bradshaw, quien a través de las diferentes temporadas juega un papel mayor o menor en la vida de la mujer neoyorquina cuyo pequeño guardarropa guarda una colección de ropa, zapatos y accesorios de alta costura.

El Mr. Big versión serie era un tipo aparentemente con mayor madurez por su edad más con una gran ventaja sobre la protagonista su nivel de conexión a nivel sentimental estaba siempre por debajo del de ella.

Básicamente y para no hacer mucho spoiler por si alguien aún no ha visto la serie o películas, luego de cinco temporadas va a rescatarla a Paris, la ciudad del amor, donde vive una no muy grata temporada al lado de un ruso en cuya lista de prioridades está como por el antepenúltimo lugar.

El Mr. Big en la vida real o debo decir en la versión de pasa en las películas pasa en la vida real que me tocó, vino a encender ese botón de introspección que había mantenido en pausa por varios años y bajo el cliché romántico le adjudique varias mejorías personales que ciertamente fueron el trabajo interno que yo realice; más por mucho tiempo fui incapaz de ver hasta hace unos días donde la copa de nuestra historia llego al límite. Algo como esta escena, aunque nuestra conversación no fue a mitad de una calle de Nueva York, sino en una ventana de Whatsapp donde por primera vez en muchos años me solté a decirle las cosas tal cual sentía:

Al igual que el Mr. Big mi versión también tenía esa peculiaridad de desaparecer y aparecer justo cuando estaba saliendo con alguien o bien tenía esa excelente relación conmigo misma a lo que esta semana Emma Watson llamo AUTOACOMPAÑADA.

Por muy romántico que pareciera el personaje de Mr. Big, lo cierto es que en más de una ocasión actúo con palabras suaves un nivel más arriba que un patán; claro que la responsabilidad de esas situaciones no se le puede solamente adjudicar a Mr. Big, como ayer platicando me dijo una amiga en una PAREJA lo que pase es coresponsabilidad de ambos involucrados.

Si bien los Mr. Big pueden ser impulsores de cambios positivos, hay un momento en el que una si o si los tiene que soltar para comenzar a escribir el siguiente capítulo de la temporada de su vida, lo cual implica muchas ocasiones expulsarlos de forma definitiva tanto presencial como virtualmente hablando.

En este mundo tan conectado, deshacer una conexión con un Mr Big pareciera complicado, con tantas tecnologías disponibles puedes circular varios años entre diferentes medios de comunicación mail, mensajes de texto, Whatsapp e infinidad de apps donde solamente al final de algunos años te das cuenta que un mensaje enviado cada navidad o año nuevo, cuando tenga momentos de ociosidad no pueden ser parte de una situación saludable para ti.

Algunas con Mr. Big pueden darse cuenta de lo necesario de sacarlo de sus vidas en poco tiempo, en mi caso han sido nueve años, cada ocasión que escribo o digo el número de años me cuesta creerlo, en qué momento; la respuesta a esa pregunta es más o menos simple, en el momento justo cuando lo disculpe sin una charla presencial, donde no hay espacio a interpretaciones de las palabras contenidas en un medio electrónico, desde entonces fui archivando una cantidad muy grande de ilusiones quiméricas las cuales al cabo de muy poco tiempo se convirtieron en cadáver y sin darme cuenta he estado arrastrando momias durante muchos años.

Lo bueno de los cadáveres es que a los tres días apestan y si o si te ves obligado a hacer algo con ellos, los míos al tener ese tratamiento especial de los cinco o quince minutos lograron tal perfección en su momificación que jamás apestaron, sólo hasta hace poco con un ligero golpe se hicieron añicos.

Continuará....