La Casa Azul a través de mis ojos
- Carmen Escorcia
- 22 ago 2016
- 3 Min. de lectura
En mi última escapada, de esas que las mujeres solteras como yo nos podemos dar el lujo de hacer cuando estás transitando en esa difícil fase de tomar decisiones que sabes modificaran tu vida por completo y te debates entre el miedo producido por tu instinto de protegerte ante lo desconocido; el anuncio de una obra de teatro que en varias ocasiones había querido ver fue el detonante para pedir dos días de vacaciones cuyo sermón bien valió la pena por todo lo que disfrute.
Un jueves en medio del bullicio de la Ciudad de México tras dejar mi maleta en el hotel, tome mi efectivo dosh y comencé a andar por la larga e interminable calle que sino mal recuerdo se llamaba División del Norte, donde me sentí pariente de bambi con los zapatos que seleccione para el outfit de ese día.
Mientras intentaba no ir a dar al piso y verificaba en la pantalla del celular que no me hubiera salido de la ruta que marcaba el GPS, una señora intentando estacionar su coche, fue la causante de la perdida de equilibrio y una visita rápido al suelo que duro apenas una fracción de segundo; porque como buena mujer cuando una se cae, aunque le esté doliendo hasta el alma todo se para enseguida por conservar ante todo el glamour.
Unos pasos más adelante después del bochornoso suceso, solté la carcajada y recordé aquella frase que tantas veces se escucha para motivar a la gente "Caerse está permitido, levantarse es una obligación".
Paso tras paso mi objetivo iba haciéndose más cercano y en medio del trayecto me encontré con un parque dedicado a Frida Kahlo a lo que me dije es una señal, así que decide darme unos minutos para sentarme, recobrar fuerzas y revisar sino había existido alguna consecuencia de la pequeña caída sufrida.


Tras el pequeño descanso, que bien valdría aplicarlo en nuestra vida, porque cuantas veces vamos de caída en caída, sin detenernos a vernos, a reflexionar y recomponernos, emprendí el camino hacía la CASA AZUL la cual apareció ante mis ojos tras varios minutos más, donde mis ojos se encontraron con un peculiar letrero de una librería y parque con una iglesia donde uno grupo de chicos ensañaba a ritmo de tambores deleitando a los por ahí paseantes con su música.

Y por fin tras unos pasos ante mi estuvo la famosa CASA AZUL en donde se veía una enorme fila para poder ingresar al lugar que sino fuera por un amable señor que noto mi cara de estupefacción ante la gran afluencia de turistas al lugar me hubiera quedado sin conocer. Resulta que como en varias cosas en esta vida, existía la fila rápida, a la cual accedías comprando tus boletos por Internet y gracias a la tecnología en veinte minutos estaba ingresando al lugar donde por tomar fotografías del interior debes pagar un permiso especial. Días atrás había leído en un libro que muchas ocasiones nos esmeramos por sacar fotografías para posteriormente postearlas en las diferentes redes sin apreciar realmente lo que tenemos frente a nosotros, por lo que decidí que esta ocasión realmente vería con mis ojos y no a través de una pantalla cada espacio de este museo.
El lugar realmente es pequeño para transitar en el, más considerando la cantidad de turistas que había te ves en la necesidad de avanzar en una sola fila, lo primero que te recibe son varias fotografías hasta llegar al comedor y a un costado la recamara de Diego Rivera. Tras una puerta con un pequeño corredor se encontraba la cocina, bellamente adornada con pequeños jarritos formando una paloma y de ahí subiendo una pequeña escalera entrabas al corazón de estos dos artistas donde dejaban fluir sus sentimientos plasmados en lienzos.
Para finalizar el recorrido, la recamara de Frida Kahlo te deja ver esos claroscuros que todos tenemos en nuestra vida. Sentada en una banca observando el jardín cuyos detalles te hacen querer tener una rica taza de café o té acompañada de un buen libro, sentí como recargaba esa energía que el día a día te va robando y me prometí que a mi regreso no dejaría que el trajín del trabajo me robara mi tiempo para vivir mis sueños.

MUSEO FRIDA KAHLO
Londres 247, Del Carmen Coyoacán, 04100 Tel: 5554 5999 / 56583256
Web: http://www.museofridakahlo.org.mx/
TIP: Te recomiendo comprar en línea tus entradas
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